viernes, 29 de marzo de 2013

REVOLUCIÓN RUSA

Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, los deseos de grandes cambios sociales y políticos se extendieron por todo el mundo. Fue la revolución rusa de octubre de 1917 el acontecimiento que más profundamente respondió a tales deseos y mostró que la experiencia de un nuevo régimen y una nueva sociedad eran posibles. Lo que estaba en la URSS se convirtió en la esperanza de muchos revolucionarios de todo el mundo y ofreció un camino de desarrollo alternativo muy distinto al del capitalismo liberal. Cuarenta años después de la revolución, mas de una tercera parte de la humanidad estaba siguiendo su camino.

El Imperio ruso era gobernado autocráticamente por los zares, y durante la 1ª mitad del S. XIX permanece ajeno a los cambios económicos y sociales de la revolución industrial. Es un país de base rural, la mayoría siervos.
Los zares concentran todos los poderes, decretan las leyes, designan ministros y tienen autoridad religiosa. A diferencia de los monarcas occidentales, el zar no tiene limitaciones parlamentarias o constitucionales, gobierna con ayuda de la policía política (Ochrana) y una compleja burocracia.
La economía se basaba fundamentalmente en la agricultura, con una estructura arcaica y escasa modernización técnica. La mayoría de las tierras y las mejores, están en manos de las clases altas, siendo los siervos liberados los que sufrían las mayores cargas impositivas. La industrialización tendrá un importante desarrollo a partir del año 1880 hasta la guerra.
En los últimos años del S. XIX, había ciertos movimientos de oposición al zarismo:
Una corriente liberal moderada (profesiones liberales)
Una corriente revolucionaria (mundo rural)
En 1881, muere asesinado el zar Alejandro II, lo que va a provocar el endurecimiento del régimen zarista por parte de Alejandro III y el aumento de la oposición. En 1894 sube al trono Nicolás II que va a seguir con el absolutismo.
Durante la primera guerra mundial participó en las conferencias de Zimmerwald (1915) y Kienthal (1916) donde se reunieron socialistas europeos opuestos a la guerra, pero no consiguió que se adoptara su posición de rechazo a la "guerra imperialista" y la lucha por su transformación en una guerra civil de clases.
Tras la revolución de febrero de 1917 en Rusia, retornó rápidamente con la ayuda del gobierno alemán que le permitió cruzar el país en un tren en plena guerra. Una vez en Rusia dirigió la insurrección de octubre de 1917 que llevó a la formación de un gobierno bolchevique, el Consejo de Comisarios del Pueblo que el presidió.
Para Lenin, la revolución en Rusia era sólo la primera etapa de la revolución mundial. Sin embargo, esta no podía triunfar sin la supervivencia del estado soviéticos. Este planteamiento le llevó a que tras fracasar su propuesta a los contendientes de una paz sin anexiones ni indemnizaciones, recogida en el "decreto de la paz" de 8 noviembre de 1917, se decidió a firmar la paz por separado con Alemania y Austria-Hungría en Brest-Litovsk el 3 de marzo de 1918.
En el verano de 1920, tras ganar la guerra civil y con el Ejército Rojo próximo a vencer en la guerra ruso-polaca, creyó que la hora de la revolución en Europa había llegado. Para coordinarla promovió la creación de los partidos comunistas y les llamó a adherirse a la Komintern o Internacional Comunista creada en marzo de 1919. Sus esperanzas se desplomaron con la derrota rusa ante Varsovia en agosto de 1920 y el reflujo revolucionario en Alemania y Hungría.
El Ejército Rojo consiguió recuperar todos los territorios que habían pertenecido al imperio zarista ruso excepto los que estuvieron fuertemente apoyados por las potencias occidentales (Polonia, Finlandia y los países bálticos).
Tras concluir el Tratado de Rapallo con Alemania en 1922, intentando aprovecharse del antagonismo entre Berlín y las potencias occidentales, Lenin falleció de un ataque cerebral en marzo de 1923.

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